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domingo, 27 de marzo de 2011

Los triunfos juveniles y el 2012

El triunfo político de la huelga de hambre estudiantil, sumado a la victoria previa del mismo método en la operación libertad, completa quizá los límites momentáneos de esta forma de protesta, en una sociedad como la venezolana donde en los meses recientes hemos visto como negarse a alimentarse ha sido una estrategia radical utilizada por quienes de otra forma no tenían ningún tipo de respuesta del gobierno, pero tampoco de la sociedad y los medios, así hemos visto reflejados los reclamos de los trabajadores petroleros despedidos, enfermeras, docentes, familiares de presos (no políticos) todos usando la misma opción como esperanza de atención.
 Pero el gobierno solo ha dado una respuesta directa, coherente, calificable de victoria de los protestantes, a las dos huelgas protagonizadas por jóvenes estudiantes venezolanos, a pesar de haber usado toda una estrategia comunicacional para desprestigiar a los dirigentes universitarios, tachándolos de conspiradores y de responder a planes e intereses elaborados fuera del país, finalmente en una practica contradictoria, ha terminado reconociendo los pedimentos de quienes exigían primero la libertad para un grupo de presos políticos y luego el reconocimiento de las carencias generales de la universidad venezolana por culpa de los continuos recortes presupuestarios.
 La pregunta es ¿por qué? Qué hace que un gobierno tan limitado en el diálogo y mucho más en la elaboración de consensos, dependiente de la imposición de un proyecto pre elaborado gracias al control de los espacios y al carisma del líder de una mitad de la sociedad a la otra, ahora ceda ante los pedimentos de un sector del país, la respuesta está en la cara apenas adulta de Lorent Saleh, en la escena realmente dolorosa de una muchacha de 18 años cosiéndose los labios, la juventud es hasta ahora un adversario terrible para el gobierno, es como sí aun no se recuperara de ese nock down que fue la victoria del no en la reforma, el fantasma de las protestas por el cierre de RCTV, de las manifestaciones principalmente juveniles frente a las gobernaciones de Mérida y Táchira en Abril de 2002, la resistencia de las FCU durante una década, la persecución con un caso claramente montado a Nixon Moreno, el forjamiento de la Unión nacional de estudiantes, luego del parlamento nacional de jóvenes estudiantes, finalmente de una relación directa, no por conspiración o montaje sino por clara identificación generacional, entre organizaciones juveniles como JAVU, el movimiento estudiantil y el grupo de diputados jóvenes, todos estos hechos son hasta ahora inmanejables por un gobierno que envejece, cuyo leit motiv era el de los jóvenes de los 60, con un líder con mucho carisma, pero que posee una imagen militar naturalmente rechazada por cualquier juventud rebelde, y que pierde cada vez más terreno en un grupo etario gigantesco en una sociedad adolescente como la nuestra que además ahora está movilizado políticamente. Tras 12 años el gobierno es cada vez más pasado para quienes eran  niños o adolescentes en 1998 y ahora quieren construir su propio futuro, a imagen y semejanza de los sueños infinitos de la inocencia, el conflicto en Venezuela, como en el norte de África y gran parte del mundo islámico, es generacional.
 Ante estos hechos queda una pregunta abierta ¿el problema generacional vital en el conflicto será eje central del proceso electoral? Ya vimos como algunos dirigentes universitarios han dado el paso a la política partidista de manera exitosa, ganando elecciones locales como Fredy Guevara en el cabildo metropolitano, regionales como Daniel Ceballos en el CLR del Táchira y a la AN en los casos de Alejandro Romero, Andrés Avelino, Ricardo Sánchez, Stalin González, Miguel Pizarro, Homero Ruiz y otros más. Sin embargo el núcleo central de muchos partidos sigue siendo parte de las generaciones previas, en  menor medida en las organizaciones nuevas como Voluntad Popular y Primero Justicia, con matices en UNT, y con algunos políticos más jóvenes en el renovado COPEI, justamente a los partidos de formación reciente que nombraba pertenecen tres de los candidatos asomados a las primarias de la oposición: Leopoldo López (ex alcalde de Chacao), Henrique Capriles Radonski (gobernador de Miranda) y Pablo Pérez (gobernador del Zulia), quienes con 39, 38 y 41 años respectivamente son la generación más joven con cargos ejecutivos en el país, ¿será su juventud un ingrediente principal de las primarias y luego de las presidenciales? Interrogantes vitales para una oposición que crece pero se enfrenta a un líder sólido y en el poder como el presidente Chávez.