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lunes, 16 de septiembre de 2013

Vielma Mora y el contrabando

El gobernador del Táchira José Vielma Mora ha emprendido en las últimas semanas una campaña mediática y aparentemente operativa contra el “contrabando”, como gobernante chavista, ha contado con el apoyo de los órganos militares y de seguridad para realizar todo tipo de acciones con resultados hasta ahora no del todo claros. Las razones oficiales para iniciar esta arremetida son el supuesto daño económico que genera para los tachirenses y para la república que miles de litros de gasolina y toneladas de alimentos y artículos de cuidado personal terminen en Colombia, causando además según la visión oficial la escasez de la cual tanto se quejan los ciudadanos de la región.

Vielma Mora no es un lego en materia económica, su pasantía por el Seniat y sus implicaciones académicas en materia tributaria y financiera lo deben haber convertido en un conocedor de la realidad comercial y fronteriza, si así es, por qué inicia una campaña gubernamental que tiene como metodología para enfrentar el llamado “contrabando de extracción” la persecución policial y militar, sabiendo que el origen de la situación fronteriza es fundamentalmente económico. Múltiples respuestas existen para explicar el comportamiento del gobierno regional, desde un apoyo político al gobierno nacional, cuyo núcleo cree realmente en atacar los desajustes provocados por los controles con más controles, hasta un peligrosísimo cálculo político sobre el cual ahondaré en las próximas lineas. Las razones del flujo cada vez mayor de bienes de consumo a través de la frontera hacia Cúcuta son económicas, y tienen que ver con los controles y subsidios impuestos por el gobierno nacional a la economía venezolana, en el país el aparato productivo y comercial está sometido a: control de cambio, control de precios y subsidio a la gasolina, una triada que solo produce en toda la nación  mayor inflación, mercado negro, escasez y perdidas fiscales para el estado.

Sin embargo la frontera genera en el Táchira una distorsión levemente mayor en la economía y profundamente mayor en la sociedad, las investigaciones cualitativas y cuantitativas reflejan que empieza a surgir un sentimiento erróneo en los tachirenses, un sector de los ciudadanos cree firmemente en que la escasez y la inflación en la zona son consecuencia directa de que “todo se lo llevan para Colombia”, haciendo culpables del desabastecimiento y la carestía a los “contrabandistas” y a los propios ciudadanos del vecino país. La realidad es que mientras la distorsión de la economía nacional, generada por los controles y los subsidios del gobierno, siga existiendo, la escasez será norma en todo el país, no solo en el Táchira, pero además seguirá habiendo ciudadanos que tratarán de aprovechar, no importa las implicaciones éticas, la posibilidad de vender a Colombia.


¿Está el gobierno de Vielma Mora haciendo acciones en frontera por razones políticas? Es una pregunta que no podemos responder, pero sobre la cual debemos alertar, sería terriblemente injusto que para tratar de satisfacer el error de percepción de parte de la sociedad la cual cree que nuestra inflación y escasez es mucho mayor a la nacional y que lo es por el contrabando, el gobierno regional obstaculice aun más el flujo fronterizo, afectando toda la economía local, sin perseguir además a quienes son responsables del mayor flujo de combustible y alimentos, los organismos de seguridad que según muchas denuncias se han asociado con organizaciones irregulares y delictivas para beneficiarse de la distorsión económica del país. Vielma sabe que el problema no es el control militar de la frontera, como también sabe que desde la oposición nadie puede enfrentarlo abiertamente porque haría “apología del delito” del contrabando, en lo que falla el calculo del mandatario regional, es en saber que a pesar de las acciones “espectaculares” contra el contrabando, la escasez continúa, así como la inflación galopante, con lo cual llegará el momento en el cual el tachirense que cree que con mayor control tendremos menos desabastecimiento y carestía se dará cuenta de que por más camiones que detengan en Peracal, por más personas que dejen de vender una “pimpina” cada dos días, las colas de la gasolina seguirán, la harina pan continuará siendo perseguida y los precios permanecerán por los aires en el país con la peor economía de América, con lo cual de la represión fronteriza solo quedará eso, el recuerdo de un gobernante policial que no pudo solucionar los problemas de la gente.