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lunes, 3 de diciembre de 2018

México, España y Venezuela



En México se ha completado el traspaso de poder que representa la alternancia a un tercer partido desde la apertura del sistema ¨revolucionario¨ a la democracia formal en el año 2000. La llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia con el apoyo de un partido de izquierdas creado en torno a su carisma es la consecuencia de la insatisfacción de los mexicanos con el gobierno del PRI y Peña Nieto y la permanencia de tres problemas fundamentales: Pobreza, corrupción y violencia. 
López Obrador, quien para muchos tenía asegurada la victoria bastante antes de la elección, sorprendió sin embargo al lograr 53% de los votos en un país que ya parecía acostumbrado a las elecciones de tercios, un mensaje básico, reivindicativo del cambio, la lucha contra el establishment y la corrupción, además de la clásica cercanía popular le dieron un margen contundente y el dominio del parlamento. 
Surgido en el PRI, partido hegemónico, cuando este rompió con el nacionalismo revolucionario en los 80s se marchó a la izquierda, donde terminó convirtiéndose en líder, jefe de gobierno de la Ciudad de México y ahora presidente. 
Más allá de las ofertas de campaña, ratificadas en un discurso de toma de posesión que parece imponer el estilo que ya hemos visto en otros liderazgos similares desde Trump a Chávez de campaña continuada, la gran incógnita sigue siendo si será un moderado de izquierdas con un discurso popular, o si la deriva hegemónica que representan el viejo nacionalismo revolucionario y la nueva izquierda populista tomarán el control ideológico y el curso del nuevo gobierno. La presencia de Silvio Rodríguez, los vítores a Maduro y Evo, los símbolos polarizantes asustan a un porcentaje de la población que teme una radicalización, quienes se están manifestando a través de acciones y movilizaciones ciudadanas por la parálisis de la oposición partidista. Mientras, esa polarización en ciernes ya ha bajado la aprobación de AMLO de 67% a 55%, cerca de los números electorales. 

España  

En España se han realizado elecciones en Andalucía, feudo histórico del PSOE, allí el discurso de Susana Díaz y de Adelante Andalucía parecía conducir a un gobierno de ¨izquierdas¨, sin embargo, temas olvidados por estas formaciones han dado como resultado una mayoría de derechas en donde el PP, Ciudadanos y Vox tienen opción de formar gobierno. 
Vox logra irrumpir y ahora tener la llave de la formación de gobierno con 12 parlamentarios, gracias a un posicionamiento transversal en muchos temas sensibles hoy, especialmente la unidad de España, la corrupción y austeridad y la inmigración ilegal, sus votos vienen de todos los segmentos políticos y son más que de ciudadanos de ¨extrema derecha¨. A eso se suma la conexión con la España profunda y la campaña 2.0 que vemos representada en la participación del torero Morante de La Puebla en un video épico electoral. 

Venezuela 

Otra historia es Venezuela, allí se van a celebrar unas elecciones locales en las cuales una vez más, ante las condiciones perversas impuestas por el totalitarismo chavista, la oposición formal no participará. 
Se espera una victoria fría del chavismo en prácticamente todos los municipios, pero el protagonismo lo tendrá la abstención, que a pesar de la manipulación numérica que pudiera haber, tendrá cifras récord. Esta elección cierra cada vez más la posibilidad de un cambio electoral en Venezuela y es anecdótica con miras al 10 de enero, fecha que el Frente Amplio ha marcado un poco a modo como fin de la legitimidad de Nicolas Maduro, a partir de allí deberá marcar un rumbo que aún se desconoce, así como las acciones y estrategias.