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miércoles, 9 de octubre de 2013

La habilitante: el mito del país rico y los corruptos..

La propuesta de ley habilitante solicitada por el presidente Maduro roza los bordes del estado de derecho, la metodología para captar el diputado 99 es éticamente reprochable y los objetivos son al menos confusos, la presentación por parte del primer mandatario fue tragicómica, la mala lectura de un libraco marxista que contenía un discurso poco claro, plagado de citas inconexas y con un par de perlas para la historia: la crítica al “cadivismo” que nadie entendió como una auto-crítica a la centrifuga de divisas que constituyó la perdida de 20 millardos de dólares según la ex presidenta del BCV Edmeé Betancout, más bien fue percibida como un ataque a la clase media bancarizada del país, quienes se benefician del llamado “cupo de viajero” y sus conexos y no representa siquiera el 10% de los dólares manejados por el sistema de administración de divisas, y la confesión de que en Venezuela el consumo ha crecido prácticamente ininterrumpidamente durante los últimos 10 años pero la producción ha permanecido paralizada.

La segunda perla merece una reflexión aparte, el gobierno parece descubrir el problema pero oculta su causa o no la entiende, la causa no es otra que los controles económicos, con el de cambios a la cabeza, que construyen un modelo improductivo al sobrevaluar la moneda, en Venezuela es más barato importar que producir y el modelo rentista petrolero solo beneficia el papel del estado como gran repartidor (más allá de la parasitaria boliburguesía y sus ganancias) pero nunca generará productividad, además la tasa ficticia de cambio habla de unas cifras de consumo en moneda americana que no son reales, como no es real el salario mínimo calculado a 6, 30 y su poder adquisitivo.

El chavismo sabe que el rentismo ha llegado a su límite, lo sabía antes de entrar al poder en el 98, pero los azares de la historia hicieron que el barril de petróleo multiplicara su precio por 10 tras la llegada de Chávez al gobierno y frenaran cualquier reforma del modelo para un régimen cuya principal meta y mayor éxito ha sido sostenerse 15 años a través del reparto, populismo de izquierda centrado en las misiones y el control estatal de la economía, socialismo improductivo y reformista. Hoy bajo la superficie de un liderazgo mal formado y sus intenciones electoralistas debe haber un enfrentamiento de ideas que supera el falso dilema pragmáticos-garibaldi (Merentes vs Giordani) y debe girar en torno a la salida del caos rentista, reformarlo, o huir de él con la radicalización socialista o la vuelta a la economía de mercado.

Sin embargo hay un discurso para la galería que hace el gobierno, pensando en correr la arruga hasta las elecciones y luego decidir si estatiza totalmente la economía y pasa del socialismo reformista al comunismo, deja todo como está para ver hasta cuando aguanta o se abre a un modelo de economía de mercado “de izquierdas”, mientras resuelve el problema de fondo el gobierno se ha lanzado a la lucha “contra la corrupción y el golpe económico”, lo hace con intenciones varias, entre otras tener una herramienta para perseguir a la oposición y la disidencia interna y controlar aún más la economía, y lo hace sobre un trasfondo semiótico transversal al discurso social. Ahí está el peligro, en el bagaje del pensamiento social venezolano sigue siendo un lugar común que somos un país rico, aun sectores importantes de las mayorías creen que si la renta petrolera no alcanza para todos es porque alguien se la apropia a través de la corrupción o de las “ganancias exageradas” de los empresarios, por ello el gobierno mezcla los dos temas en una propuesta habilitante, corrupción y economía están ligadas en la mente de miles de venezolanos que poco entienden de rentismo, sobrevaluación, improductividad o generación de riqueza y a ellos les habla Maduro con su habilitante.


En contra del ardid populista del régimen están las costuras al aire de su realidad: para las mayorías es casi un hecho indiscutible que si la economía fracasa es culpa del gobierno de turno, los sectores sociales intuyen que si la corrupción existe y es la causa de la crisis está asociada al poder y quienes están en el poder son justamente quienes hablan de cadivismo y corrupción, no veo como a pesar del control absoluto de los medios el régimen pueda convencer a los venezolanos de que ellos no son los culpables.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Vielma Mora y el contrabando

El gobernador del Táchira José Vielma Mora ha emprendido en las últimas semanas una campaña mediática y aparentemente operativa contra el “contrabando”, como gobernante chavista, ha contado con el apoyo de los órganos militares y de seguridad para realizar todo tipo de acciones con resultados hasta ahora no del todo claros. Las razones oficiales para iniciar esta arremetida son el supuesto daño económico que genera para los tachirenses y para la república que miles de litros de gasolina y toneladas de alimentos y artículos de cuidado personal terminen en Colombia, causando además según la visión oficial la escasez de la cual tanto se quejan los ciudadanos de la región.

Vielma Mora no es un lego en materia económica, su pasantía por el Seniat y sus implicaciones académicas en materia tributaria y financiera lo deben haber convertido en un conocedor de la realidad comercial y fronteriza, si así es, por qué inicia una campaña gubernamental que tiene como metodología para enfrentar el llamado “contrabando de extracción” la persecución policial y militar, sabiendo que el origen de la situación fronteriza es fundamentalmente económico. Múltiples respuestas existen para explicar el comportamiento del gobierno regional, desde un apoyo político al gobierno nacional, cuyo núcleo cree realmente en atacar los desajustes provocados por los controles con más controles, hasta un peligrosísimo cálculo político sobre el cual ahondaré en las próximas lineas. Las razones del flujo cada vez mayor de bienes de consumo a través de la frontera hacia Cúcuta son económicas, y tienen que ver con los controles y subsidios impuestos por el gobierno nacional a la economía venezolana, en el país el aparato productivo y comercial está sometido a: control de cambio, control de precios y subsidio a la gasolina, una triada que solo produce en toda la nación  mayor inflación, mercado negro, escasez y perdidas fiscales para el estado.

Sin embargo la frontera genera en el Táchira una distorsión levemente mayor en la economía y profundamente mayor en la sociedad, las investigaciones cualitativas y cuantitativas reflejan que empieza a surgir un sentimiento erróneo en los tachirenses, un sector de los ciudadanos cree firmemente en que la escasez y la inflación en la zona son consecuencia directa de que “todo se lo llevan para Colombia”, haciendo culpables del desabastecimiento y la carestía a los “contrabandistas” y a los propios ciudadanos del vecino país. La realidad es que mientras la distorsión de la economía nacional, generada por los controles y los subsidios del gobierno, siga existiendo, la escasez será norma en todo el país, no solo en el Táchira, pero además seguirá habiendo ciudadanos que tratarán de aprovechar, no importa las implicaciones éticas, la posibilidad de vender a Colombia.


¿Está el gobierno de Vielma Mora haciendo acciones en frontera por razones políticas? Es una pregunta que no podemos responder, pero sobre la cual debemos alertar, sería terriblemente injusto que para tratar de satisfacer el error de percepción de parte de la sociedad la cual cree que nuestra inflación y escasez es mucho mayor a la nacional y que lo es por el contrabando, el gobierno regional obstaculice aun más el flujo fronterizo, afectando toda la economía local, sin perseguir además a quienes son responsables del mayor flujo de combustible y alimentos, los organismos de seguridad que según muchas denuncias se han asociado con organizaciones irregulares y delictivas para beneficiarse de la distorsión económica del país. Vielma sabe que el problema no es el control militar de la frontera, como también sabe que desde la oposición nadie puede enfrentarlo abiertamente porque haría “apología del delito” del contrabando, en lo que falla el calculo del mandatario regional, es en saber que a pesar de las acciones “espectaculares” contra el contrabando, la escasez continúa, así como la inflación galopante, con lo cual llegará el momento en el cual el tachirense que cree que con mayor control tendremos menos desabastecimiento y carestía se dará cuenta de que por más camiones que detengan en Peracal, por más personas que dejen de vender una “pimpina” cada dos días, las colas de la gasolina seguirán, la harina pan continuará siendo perseguida y los precios permanecerán por los aires en el país con la peor economía de América, con lo cual de la represión fronteriza solo quedará eso, el recuerdo de un gobernante policial que no pudo solucionar los problemas de la gente.