A esta hora el principal debate
en la opinión pública venezolana tiene que ver con la participación de “todos
menos uno” los partidos de la Unidad Democrática en una mesa de diálogo
impulsada por la Iglesia y el Papa Francisco como mediadores, o como ellos han
querido venderse: “facilitadores”.
Al diálogo cuesta decirlo, había
que ir, el respeto internacional a la idea de una MUD que representa los
intereses democráticos en el país solo es posible diplomáticamente de mantener
si se respetan los canales y mucho más las propias solicitudes de parte del
liderazgo opositor, fue la MUD quien pidió la presencia del Vaticano como
mediador, fue la MUD el órgano que insistió en la necesidad de un diálogo para
debatir la solución democrática a la crisis del país, mal pudiera hoy de cara
al mundo renunciar a una opción que desde lo interno parece una trampa.
Otra cosa es el momento político,
la forma táctica y la opinión pública, en estos aspectos la MUD ha demostrado
una puerilidad que su altura diplomática no compensa, aceptar esa “forma” de
diálogo, con esa mesa y Maduro en palabras de apertura, justo en el momento de
mayor tensión política del periodo constitucional, a un paso de una anunciada
destitución parlamentaria y de la “Marcha de todas las Marchas” a Miraflores,
no solo es una incoherencia comunicacional asombrosa, también un autogol frente
a la opinión pública nacional del cual será difícil salir.
Para la historia quedará el por
qué el Vaticano ha llegado a Venezuela justo cuando la MUD iba a proceder de
manera contundente, por qué parecen hoy el salvavidas del régimen, unas semanas
antes, cuando no se había paralizado el RR la presencia del enviado del Papa
hubiese salvado la vía democrática, unas semanas después de esta podría servir
para recomponer la crisis de calle que ahora no sabemos si será.
A la sociedad contemporánea y su
política le ha valido demasiado, a veces para mal, el mito Mandela y la postura
de dialogo y paz siempre y porque si, una mala comprensión de lo que sucedía en
Sudáfrica, del papel de Frederik de Klerk y su rol para la eliminación del
apartheid, ha tratado de imponer esa vía como la única posible para el cambio.
La realidad es que a finales de los 80 y comienzos de los 90 en el mundo, se
impuso en el imaginario la idea de que solo la democracia liberal podía
sostenerse, eso llevó a De Klerk a liberar a Mandela, a Gorbachov a enterrar el
comunismo y a Pinochet a aceptar el plebiscito, fueron ellos quienes dieron el
paso a la democratización, ninguno de ellos inspira a Maduro y al combo que
gobierna a Venezuela y muy por el contrario, Maduro representa uno de los pocos
regímenes occidentales que no se democratizó en aquella última ola del siglo
XX: la Cuba de los Castro.
Cuando aquel que regenta el poder
no tiene ni la disposición ni la presión para la democratización, el diálogo es
simplemente un saludo a la bandera, como aquellos acuerdos que se firmaron con
Hitler, el pacto de Munich y el Molotov-Ribbentrop, su único futuro es ser
irrespetados y mostrar la verdadera naturaleza de las partes. Si la MUD
paraliza la agenda de lucha por un posible acuerdo quedará como la Inglaterra
de Chamberlain y su entrega naif a Hitler, recordemos las palabras de Churchill
a la cámara: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el
deshonor, y ahora tendréis la guerra”. Quizá pase que nos dieran a elegir entre
el deshonor y la lucha y al final solo tendremos la lucha en peores
condiciones.
El diálogo es pero no será, nada
indica que el fundamentalismo nacionalpopulista del chavismo vaya a ceder un
ápice a la posibilidad de reconocer la salida democrática para entregar el
poder, su mezcla de comunismo ideológico, militarismo mental y comportamiento
mafioso solo les permite ver el diálogo como una táctica en la estrategia de
sostenerse en el poder y ganar tiempo, la MUD ha apostado al reconocimiento
internacional pero debe en las próximas horas hablar al país y respetar la
agenda, recordar que el mismo Bolívar dijo: “la primera de todas las fuerzas es
la opinión pública” y esa opinión pública hoy no está ni con el diálogo, ni con
el gobierno…pero tampoco con las últimas decisiones de la MUD.