Buscar este blog

lunes, 31 de octubre de 2016

El Diálogo necesario y el por qué de su fracaso


A esta hora el principal debate en la opinión pública venezolana tiene que ver con la participación de “todos menos uno” los partidos de la Unidad Democrática en una mesa de diálogo impulsada por la Iglesia y el Papa Francisco como mediadores, o como ellos han querido venderse: “facilitadores”.
Al diálogo cuesta decirlo, había que ir, el respeto internacional a la idea de una MUD que representa los intereses democráticos en el país solo es posible diplomáticamente de mantener si se respetan los canales y mucho más las propias solicitudes de parte del liderazgo opositor, fue la MUD quien pidió la presencia del Vaticano como mediador, fue la MUD el órgano que insistió en la necesidad de un diálogo para debatir la solución democrática a la crisis del país, mal pudiera hoy de cara al mundo renunciar a una opción que desde lo interno parece una trampa.
Otra cosa es el momento político, la forma táctica y la opinión pública, en estos aspectos la MUD ha demostrado una puerilidad que su altura diplomática no compensa, aceptar esa “forma” de diálogo, con esa mesa y Maduro en palabras de apertura, justo en el momento de mayor tensión política del periodo constitucional, a un paso de una anunciada destitución parlamentaria y de la “Marcha de todas las Marchas” a Miraflores, no solo es una incoherencia comunicacional asombrosa, también un autogol frente a la opinión pública nacional del cual será difícil salir.
Para la historia quedará el por qué el Vaticano ha llegado a Venezuela justo cuando la MUD iba a proceder de manera contundente, por qué parecen hoy el salvavidas del régimen, unas semanas antes, cuando no se había paralizado el RR la presencia del enviado del Papa hubiese salvado la vía democrática, unas semanas después de esta podría servir para recomponer la crisis de calle que ahora no sabemos si será.
A la sociedad contemporánea y su política le ha valido demasiado, a veces para mal, el mito Mandela y la postura de dialogo y paz siempre y porque si, una mala comprensión de lo que sucedía en Sudáfrica, del papel de Frederik de Klerk y su rol para la eliminación del apartheid, ha tratado de imponer esa vía como la única posible para el cambio. La realidad es que a finales de los 80 y comienzos de los 90 en el mundo, se impuso en el imaginario la idea de que solo la democracia liberal podía sostenerse, eso llevó a De Klerk a liberar a Mandela, a Gorbachov a enterrar el comunismo y a Pinochet a aceptar el plebiscito, fueron ellos quienes dieron el paso a la democratización, ninguno de ellos inspira a Maduro y al combo que gobierna a Venezuela y muy por el contrario, Maduro representa uno de los pocos regímenes occidentales que no se democratizó en aquella última ola del siglo XX: la Cuba de los Castro.
Cuando aquel que regenta el poder no tiene ni la disposición ni la presión para la democratización, el diálogo es simplemente un saludo a la bandera, como aquellos acuerdos que se firmaron con Hitler, el pacto de Munich y el Molotov-Ribbentrop, su único futuro es ser irrespetados y mostrar la verdadera naturaleza de las partes. Si la MUD paraliza la agenda de lucha por un posible acuerdo quedará como la Inglaterra de Chamberlain y su entrega naif a Hitler, recordemos las palabras de Churchill a la cámara: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”. Quizá pase que nos dieran a elegir entre el deshonor y la lucha y al final solo tendremos la lucha en peores condiciones.

El diálogo es pero no será, nada indica que el fundamentalismo nacionalpopulista del chavismo vaya a ceder un ápice a la posibilidad de reconocer la salida democrática para entregar el poder, su mezcla de comunismo ideológico, militarismo mental y comportamiento mafioso solo les permite ver el diálogo como una táctica en la estrategia de sostenerse en el poder y ganar tiempo, la MUD ha apostado al reconocimiento internacional pero debe en las próximas horas hablar al país y respetar la agenda, recordar que el mismo Bolívar dijo: “la primera de todas las fuerzas es la opinión pública” y esa opinión pública hoy no está ni con el diálogo, ni con el gobierno…pero tampoco con las últimas decisiones de la MUD.