La
propuesta de ley habilitante solicitada por el presidente Maduro roza
los bordes del estado de derecho, la metodología para captar el
diputado 99 es éticamente reprochable y los objetivos son al menos
confusos, la presentación por parte del primer mandatario fue
tragicómica, la mala lectura de un libraco marxista que contenía un
discurso poco claro, plagado de citas inconexas y con un par de
perlas para la historia: la crítica al “cadivismo” que nadie
entendió como una auto-crítica a la centrifuga de divisas que
constituyó la perdida de 20 millardos de dólares según la ex
presidenta del BCV Edmeé Betancout, más bien fue percibida como un
ataque a la clase media bancarizada del país, quienes se benefician
del llamado “cupo de viajero” y sus conexos y no representa
siquiera el 10% de los dólares manejados por el sistema de
administración de divisas, y la confesión de que en Venezuela el
consumo ha crecido prácticamente ininterrumpidamente durante los
últimos 10 años pero la producción ha permanecido paralizada.
La
segunda perla merece una reflexión aparte, el gobierno parece
descubrir el problema pero oculta su causa o no la entiende, la causa
no es otra que los controles económicos, con el de cambios a la
cabeza, que construyen un modelo improductivo al sobrevaluar la
moneda, en Venezuela es más barato importar que producir y el modelo
rentista petrolero solo beneficia el papel del estado como gran
repartidor (más allá de la parasitaria boliburguesía y sus
ganancias) pero nunca generará productividad, además la tasa
ficticia de cambio habla de unas cifras de consumo en moneda
americana que no son reales, como no es real el salario mínimo
calculado a 6, 30 y su poder adquisitivo.
El
chavismo sabe que el rentismo ha llegado a su límite, lo sabía
antes de entrar al poder en el 98, pero los azares de la historia
hicieron que el barril de petróleo multiplicara su precio por 10
tras la llegada de Chávez al gobierno y frenaran cualquier reforma
del modelo para un régimen cuya principal meta y mayor éxito ha
sido sostenerse 15 años a través del reparto, populismo de
izquierda centrado en las misiones y el control estatal de la
economía, socialismo improductivo y reformista. Hoy bajo la
superficie de un liderazgo mal formado y sus intenciones
electoralistas debe haber un enfrentamiento de ideas que supera el
falso dilema pragmáticos-garibaldi (Merentes vs Giordani) y debe
girar en torno a la salida del caos rentista, reformarlo, o huir de
él con la radicalización socialista o la vuelta a la economía de
mercado.
Sin
embargo hay un discurso para la galería que hace el gobierno,
pensando en correr la arruga hasta las elecciones y luego decidir si
estatiza totalmente la economía y pasa del socialismo reformista al
comunismo, deja todo como está para ver hasta cuando aguanta o se
abre a un modelo de economía de mercado “de izquierdas”,
mientras resuelve el problema de fondo el gobierno se ha lanzado a la
lucha “contra la corrupción y el golpe económico”, lo hace con
intenciones varias, entre otras tener una herramienta para perseguir
a la oposición y la disidencia interna y controlar aún más la
economía, y lo hace sobre un trasfondo semiótico transversal al
discurso social. Ahí está el peligro, en el bagaje del pensamiento
social venezolano sigue siendo un lugar común que somos un país
rico, aun sectores importantes de las mayorías creen que si la renta
petrolera no alcanza para todos es porque alguien se la apropia a
través de la corrupción o de las “ganancias exageradas” de los
empresarios, por ello el gobierno mezcla los dos temas en una
propuesta habilitante, corrupción y economía están ligadas en la
mente de miles de venezolanos que poco entienden de rentismo,
sobrevaluación, improductividad o generación de riqueza y a ellos
les habla Maduro con su habilitante.
En contra
del ardid populista del régimen están las costuras al aire de su
realidad: para las mayorías es casi un hecho indiscutible que si la
economía fracasa es culpa del gobierno de turno, los sectores
sociales intuyen que si la corrupción existe y es la causa de la
crisis está asociada al poder y quienes están en el poder son
justamente quienes hablan de cadivismo y corrupción, no veo como a
pesar del control absoluto de los medios el régimen pueda convencer
a los venezolanos de que ellos no son los culpables.