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martes, 8 de febrero de 2011

Aristegui, Assange y Egipto: el debate sobre la libertad de expresión

Tres casos totalmente distintos nos marcan la pauta planetaria sobre la libertad de expresión, y es bueno que así sea, porque de tanto entrar en el polarizado escenario nacional, creemos que la discusión criolla es única y unívoca…y tanto así no es.


Aristegui es un caso complicado, de dudas, de medias verdades, de rumor sobre el rumor, en el cual la periodista es hasta ahora la victima sin victimario claro, la periodista no hizo un rumor noticia, como argumentan en su despido los voceros de MVS, Aristegui hizo una pregunta clara como un sol ¿es alcohólico Calderón?, como periodista tiene todo el derecho a preguntar y el presidente a responder o no, solo eso, si en su emisora la despiden, algo podrido hay en ciudad de México, el tiempo nos dirá si presiones del gobierno, autocensura mercantilista de los medios o una sociedad pacata en general, enferma del mal latinoamericano del presidencialismo.

De Assange y wikileaks se ha dicho de todo, a favor y en contra, a favor decenas de miles de internautas, los periódicos que lo publican, Ron Paul y Michael Moore (en las antípodas del pensamiento) y humildes servidores como quien esto escribe. En contra se han pronunciado los gobiernos (casi todos), pero también demócratas liberales como Fernando Savater y Mario Vargas Llosa…desde mi perspectiva es la discusión milenaria entre el mensaje y el mensajero, y además el superfluo debate entre lo público y lo privado.

Assange no se robo él personalmente los documentos secretos, ni tampoco era su labor mantenerlos en secreto, por lo tanto no cometió ningún delito, no debe además decir quien le facilitó el material…porque la fuente es secreta, es pues de una hipocresía mundial que hoy se critique a quien hace solo 2 años recibía galardones de The Economist y amnistía internacional, si condenan a Assange por difundir un mensaje secreto, condenaran a todos los mensajeros (periodistas) si el mensaje no gusta a los gobiernos. Sobre lo público o privado no tengo más que decir, si las conversaciones de los embajadores norteamericanos sobre otros países con sus pares es materia privada y no fuera relevante para la opinión pública no hubiese sido noticia. por mi parte que al hombre lo investiguen por los supuestos delitos sexuales, pero que no se le juzgue por mostrar la verdad, eso debería  un deber serde todos.

Finalmente el caso Egipto, está en la zona negra, frente a la zona gris de debate y discusión Aristegui-Assange, en Egipto miles de ciudadanos salen desde hace 15 días a la calle a enfrentar a un dictador, que heredero del nacionalismo social arabista, pretende ser eterno por miedo  al islamismo o al caos, allí ese dictador ha reprimido a los medios, las     redes, la libertad, sus seguidores atacan a más de 140 periodistas en lo   que va de protesta y esto ya generó la muerte de un comunicador, aquí no hay debate es Mubarak vs la prensa libre, o lo que es lo mismo Mubarak vs la verdad.

¿Por qué unir estos tres casos? Porque su análisis nos muestra una realidad que a veces olvidamos, las libertades de opinión, información y expresión, deben ser defendidas siempre, es un apostolado permanente, porque su único enemigo no son las dictaduras totalitarias, más sutilmente, también las empresas, los gobiernos democráticos y la misma sociedad en su confusión, pueden atentar contra estos derechos humanos fundamentales.


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